La necesidad de aplicar un
buen método de comentario y análisis de los textos es una tarea esencial, que
sobrepasa los objetivos de simple adquisición de conocimiento. En efecto, el
trabajo con textos implica el desarrollo de destrezas de investigación:
planteamiento de hipótesis, búsqueda de elementos relacionales y desarrollo
argumental. De ahí que en algunos campos de estudio, como el Derecho o el
Periodismo, se considere esencial el trabajo con textos históricos como parte
de la formación de los especialistas. Además, de la investigación histórica se
han copiado aspectos esenciales en la investigación rigurosa de otros muchos
campos: el aparato de notas a pie de página, las referencias o la bibliografía se
iniciaron en la investigación histórica y han pasado a otras disciplinas. Del
estudio histórico de textos por filólogos e historiadores, los escritores han
aprendido a verificar datos, sopesar pruebas o sacar conclusiones.
El
método a seguir no puede parecer más simple, se limita a leer, pensar y
escribir. Sin una lectura cuidadosa y
repetida del texto es imposible extraer las ideas fundamentales, y sin haber
comprendido estas ideas es imposible hacer el más mínimo comentario. La
lectura ha de ir acompañada de un estudio del tema, al menos si es desconocido,
pues sin hacer una búsqueda del significado de las ideas expuestas, de su
referencia temporal y espacial, difícilmente se pueden exponer unas
conclusiones. La comparación de la técnica del comentario de texto con la
investigación histórica tiene sentido, porque un buen comentario requiere una
investigación o profundización en el tema expuesto en el documento.
El rigor en la investigación
histórica requiere hacer el primer paso, el de la aproximación a los textos
históricos, con ese mismo rigor. Para ello se requieren unas técnicas
específicas para conocer, analizar, comentar o interrelacionar el documento.
Esos cuatro aspectos se traducen en los tres puntos fundamentales que ha
de seguir un comentario de texto:
1. Clasificación
Clasificar un texto es el
primer paso en el trabajo de acercamiento al texto que se va a comentar.
Significa seguir unas pautas para el conocimiento de los puntos básicos del
texto. Para hacer la clasificación hay que partir de unas preguntas previas, de
los interrogantes que se quieren conocer: ¿quién fue el autor del texto? ¿en
qué momento histórico está redactado?¿en qué lugar se hizo?¿a quién va dirigido
el texto? ¿de qué naturaleza es el texto a analizar?.
La respuesta a estas preguntas
proporcionará la información básica, el esqueleto, sobre el que se montará el
cuerpo a construir. Es importante contestar a esas preguntas lo más
precisamente posible, y para ello habría que ir planteando nuevos interrogantes
a cada una de esas preguntas:
- determinación
del tipo de fuente escrita:
.
indicar si se trata de una fuente primaria (crónicas, memorias, testimonios
judiciales…) o secundaria (obra historiográfica, literaria..)
Fuentes primarias. Son las que se han elaborado prácticamente
al mismo tiempo que los acontecimientos que queremos conocer. Llegan a nosotros
sin ser transformadas por ninguna persona; es decir, tal y como fueron hechas
en su momento, sin ser sometidas a ninguna modificación posterior.
Una fuente primaria es la (fuente
documental) que se considera material de primera mano relativo a un fenómeno
que se desea investigar. En el caso de la historiografía, lo que en su tiempo
ha servido como instrumento para construir la historia.
Puede
ser fuente primaria un trabajo creado por algún testigo presencial o
protagonista de un evento histórico en el que éstos son descritos, pero también
pueden incluirse objetos físicos (como monedas), artículos periodísticos,
cartas o diarios personales. También pueden ser, sin embargo, casi cualquier
tipo de información: por ejemplo, los anuncios publicitarios de los años 50
pueden servir como fuente primaria en un trabajo sobre la percepción de la
tecnología moderna.
Fuentes secundarias. Se
denominan también historiográficas. Son las que se elaboran a partir de las
Fuentes primarias: libros, artículos... Una fuente secundaria es generalmente
una descripción histórica construida a partir de fuentes primarias, pero los
propios historiadores usan a menudo fuentes secundarias como testigos de su
tiempo (como las propias fuentes primarias) al estudiar aspectos de la
historiografía (por ejemplo, un libro sobre la historia de las computadoras
puede resaltar que otros libros de historia de estas máquinas obviaron su
origen militar, o enfocaron demasiado sus características técnicas).
Las
fuentes secundarias son textos basados en fuentes primarias, e implican
generalización, análisis, síntesis, interpretación o evaluación. En el estudio
de la historia, las fuentes secundarias son aquellos documentos que no fueron
escritos contemporáneamente a los sucesos estudiados.
Una
fuente primaria no es, por defecto, más acreditada o precisa que una fuente
secundaria. Las fuentes secundarias están sujetas a revisión de pares, están
bien documentadas y están normalmente producidas a través de instituciones
donde la precisión metodológica es importante para el prestigio del autor. Una
fuente primaria como una entrada en un dietario puede ser, en el mejor caso,
sólo reflejo de los eventos vistos por una sola persona, lo que no
necesariamente es verdadero, preciso o completo. Los historiadores someten a
ambos tipos de fuentes a un alto nivel de escrutinio.
Como
regla general, sin embargo, los historiadores modernos no son tan confiables
prefieren recurrir directamente a las fuentes primarias aunque no tengan mucha
información, si están disponibles, o bien buscar nuevas.
.
señalar si se trata de un documento público u oficial (jurídico, político,
económico), religioso o de carácter privado
-
identificar su temática o la naturaleza del texto suele indicarse en la
clasificación, aunque probablemente sea el aspecto menos necesario para luego
iniciar el análisis y comentario. Las clasificaciones no son sencillas de
hacer, pues la tipología del documento histórico es tan amplia que resulta muy
difícil encuadrarla en parámetros pequeños. Por ello proponemos la siguiente
clasificación:
1. Textos jurídicos: documentos que establecen una relación de Derecho entre dos o más
partes. Constituciones, leyes, decretos, tratados internacionales, testamentos,
estatutos, normas conciliares... pueden incluirse en este apartado.
2. Textos literarios: pertenecen a los géneros de la literatura que
utilizan fundamentalmente personajes de ficción. Poesía, cuento, novela y
teatro son los cuatro tipos fundamentales a incluir en este grupo.
3. Textos historiográficos: documentos extraídos de obras de historia.
Crónicas, anales, biografías, libros de historia, obras escritas sobre un
determinado momento histórico, bien sea por hombres de su tiempo o por
investigadores posteriores.
4. Textos teóricos: documentos en los que se establece un conjunto de
postulados o leyes sobre el que se construye un sistema de pensamiento. Ensayos
políticos, sociológicos, económicos, etc. habría que incluirlos en este
apartado.
5. Textos políticos: los que tienen como punto de referencia la
organización gubernamental e institucional de la sociedad, exceptuando los
documentos que tienen fuerza de ley. Declaraciones políticas, manifiestos, discursos,
etc.
6. Textos socio-económicos: los que inciden en la situación social y
económica de una sociedad, pero no tienen como finalidad principal la
modificación del sistema político. Reivindicaciones de colectivos en huelga,
informes de sindicatos, etc.
7. Textos de opinión: los que reflejando ideas, convicciones o
sentimientos personales se expresan directamente a través de un medio de
comunicación de masas. Artículos de prensa, entrevistas periodísticas,
editoriales, etc.
8. Textos personales: documentos estrictamente privados que en el
momento de ser escritos no tuvieron trascendencia o difusión pública. Diarios
personales, cartas privadas, notas personales, etc.
9. Textos
circunstanciales-informativos: los que recogen
sucesos de la vida diaria, ya sea en una situación de paz o de guerra. Crónicas
de sucesos, partes bélicos, etc., pueden incluirse en este grupo.
-Acerca
del autor, hay que averiguar lo siguiente: ¿se
conoce su nombre e identidad? ¿fue un individuo famoso? ¿fue un personaje
irrelevante? ¿es un documento redactado por un grupo de individuos reunidos de
forma espontánea? ¿es un documento compuesto por una comunidad? ¿es un hombre o
una mujer? ¿es un personaje con vinculaciones étnicas o religiosas que pueden
influir en lo que escribe?
-El destinatario de un documento es
otro de los elementos a considerar en la clasificación. ¿Se trata de una
persona en particular?, ¿va dirigido a una comunidad? ¿a una nación?
Dependiendo del destinatario, el estilo del documento variará, y eso queda de manifiesto
si se tiene en cuenta algo tan sencillo como comparar los documentos públicos
de los privados, y en concreto si se toma un ejemplo de algún personaje
histórico y se comparan los documentos emanados como hombre político, y los
redactados de forma íntima a algún miembro de su familia.
- La fecha o el tiempo histórico del
texto es un aspecto fundamental. Las preguntas a plantearse van desde ¿se
conoce la fecha exacta o el año exacto?, en caso contrario ¿puede llegar a
conocerse la fecha aproximada?, ¿hay que conformarse con datarlo en un siglo o
parte de un siglo? En algunos textos hay, además, que plantearse dos fechas, la
de redacción del documento y la del acontecimiento a aspecto al que hace
mención.
- El lugar donde o para donde se
redacta el documento es otro elemento a considerar en la clasificación,
especialmente en algunos casos en los que el lugar o el país al que corresponde
el documento puede tener connotaciones especiales.
2. Análisis
El análisis de un texto
histórico es la parte más importante del comentario. Ha de contemplar los hechos y las ideas expuestas, para
aplicar un método de análisis a ambos. Los pasos de este análisis han de ser
los siguientes:
-
Definición y explicación de
los términos y conceptos necesarios para la comprensión del documento
-
Análisis temático para
identificar las diferentes afirmaciones del texto, distinguiendo las ideas
principales y secundarias, su orden de exposición y estructura. Determinar cómo
el autor ha desarrollado el tema, es decir, cómo ha organizado la exposición
del contenido. Para ellos hemos de localizar las partes, si es posible, en que
se divide el texto (introducción, presentación de los hechos, argumentación,
presentación de datos, opinión del autor, valoración o conclusión…)
-
Determinación de la idea o
tema principal, debiéndose explicar y relacionar las ideas que aparecen en el
texto para determinar brevemente el tema-eje, es decir, la idea más importante
que se desarrolla en él y que recoge o resume la intencionalidad del autor
-
Interpretación del texto:
este paso puede suponer, según el texto en cuestión, situar y relacionar el
texto con el marco histórico que le corresponde: explicar, situar e identificar
los personajes, instituciones, hechos o informaciones que aparecen en el texto;
describir los antecedentes del texto o mostrar las consecuencias que implica el
texto
-
Verificación de la
autenticidad o fiabilidad del documento, valorando la exactitud de los datos
que aporta
3. Conclusión y valoración crítica
Primero
se ha de efectuar un balance, que recoja la idea fundamental del documento y la
interpretación que se ha hecho de él. A continuación se ha de emitir un juicio
u opinión acerca de las ideas del autor, e indicar razonadamente si se está de
acuerdo o no y por qué, valorando al mismo tiempo la validez o credibilidad de
sus argumentos o su interés, indicando la subjetividad u objetividad del mismo,
su veracidad…
Los
textos o mensajes objetivos
son aquellos en donde el emisor de los mismos, da a conocer un hecho o
situación, tal cual ocurre, ocurrió o va a ocurrir, transmite información, sin
dar su opinión o parecer sobre la misma, es decir, sin manifestar sentimientos
o estados de ánimo. Por ejemplo, en el pronóstico del tiempo, la expresión
“para hoy se esperan lluvias intensas”. Como vemos aquí, el emisor transmite
una información que conoce, no importa si está de acuerdo con ella o si está
feliz o triste por lo que va a pasar. Otro ejemplo sería: “Ayer Argentina le
ganó a Brasil por tres tantos contra cero”
En cambio, en los textos o
mensajes subjetivos, lo que
importa es la opinión del emisor, comunicar sus sentimientos, posturas y
estados de ánimo. Esto se da en las cartas, algunos mensajes personales, en los
textos argumentativos y en los literarios. Por ejemplo, “me gusta mucho tu
manera de ser”, “estoy feliz porque aprobé todas las materias”, etc. En el caso
del pronóstico del tiempo, el mensaje se volvería subjetivo si fuese el
siguiente: “lamentablemente, se esperan para hoy lluvias intensas”, porque
si bien transmite una información, le suma su apreciación sobre la misma
(en este caso el emisor no está contento con que llueva). En el caso del
partido de fútbol, el mensaje sería subjetivo, si dijera: “En uno de los
mejores partidos de la temporada, Argentina aplastó ayer a Brasil por tres
tantos contra cero”, aquí se ve claramente la subjetividad del emisor, tanto al
principio de la oración, como en el término “aplastó”.
En
la medida que el tema lo permita, se debe redactar una opinión personal,
argumentada, coherente y clara. Esta es la parte más subjetiva del comentario
de texto. Se puede expresar intentando reflejar cómo el contenido actúa entre
nosotros (nos hace reflexionar, nos informa, o incluso, si nos emociona o nos
inquieta).